Tuesday, March 4, 2008

(Des) Ilusiones Mediáticas

En el sentido mediático yo me alejo a la definición de Eco de apocalíptico. No creo que México sea un lugar sin esperanzas en regulación del uso (y abuso) de los medios. No quiero que se malinterprete mi razonamiento como una total sumisión ante el manejo mediático del gobierno, sólo creo que se puede hacer un cambio en la estructura de los medios mexicanos. Nuestra libertad de expresión mexicana es casi tan joven como nuestra endeble democracia, es por ello que debe de pasar por un periodo de ajuste, acoplamiento, y, porque no, impulsividad adolescente.

En su artículo en la revista Zócalo, Raúl Trejo Delarbre hace un análisis de las repercusiones sociales y democráticas derivadas de la concentración mediática en América Latina, especialmente en México. La situación en nuestro país es especialmente preocupante debido al gran poder fáctico adquirido por las dos televisoras. La concentración mediática se ha dado debido a dos factores fundamentales: la relación, parasitaria entre gobierno y estado, y el desinterés por parte de la cúpula política por cambiar el status quo mediático.

La esperanza de la libertad de expresión se centraba en “el gobierno del cambio”. Lo único que cambió fue la fuerza de las televisoras, aumentando con el paso del sexenio. El gobierno de Calderón no ha hecho ningún esfuerzo por cambiar el paradigma, al contrario, se ha fortalecido. Uno de los ejemplos más claros (por entrar al caso de Aristegui en W Radio) es el intento de Maximiliano Cortázar, director general de Comunicación Social de la Presidencia de entrar a la Junta Directiva del Instituto Mexicano de la Radio (IMER). Los avances en cuestión de libertad de expresión parecen ir “un pasito pa’ delante y dos para atrás”.

Tendría que admitir que no estoy en contra de un control gubernamental en las comunicaciones. Claro que el gobierno debe de estar interesado en la cuestión mediática. Sólo no quiero que se malinterprete mi postura, el gobierno debe de regular y administrar, no controlar. La regulación es necesaria para el país. Si se ve desde un punto de vista egoísta, siendo yo comunicólogo, lo mejor sería una reforma para la apertura del espectro radio-eléctrico. Si lo vemos en términos sociales, nos generaría una población más culta y más participativa. Incluso en un ámbito económico: la competencia en los mercados genera una lucha por mejorar la calidad y poder capar al cliente.

A pesar de ello creo que no se deben de satanizar a los medios mexicanos. Dice el refrán que “no es culpa del indio sino de quién lo hace compadre” y así fue en México. Como sociedad hemos tolerado la existencia de malos contenidos y propuestas trilladas y muy poco originales. No podemos culpar a Televisa de hacer las telenovelas que hace, si esas son “las que venden”. No podemos decirle a Salinas Pliego que eleve la oferta cultural de TV Azteca porque nos va a decir que eso no vende. Es cierto que la concentración mediática es uno de los males en nuestro país, mas no es el único.

Ya se ha escuchado antes que México tiene el gobierno que se merece, pero también tiene la Televisión que se merece. ¿Sinceramente va a acabar el problema quitando el duopolio mediático? No es que tenga a mi cultura en baja estima, sólo creo que Televisa y TV Azteca cumplen una función específica y necesaria para un individuo: entretener. Bien lo contestó Azcárraga al ser cuestionado acerca de la injerencia de Televisa en la educación: contestó que su televisora no está para educar, sino para entretener. Una persona que trabaja desde las seis de la mañana y que gana el salario mínimo, al llegar a casa le gustaría olvidarse de sus problemas

Al plantearnos el problema de la concentración no podemos culpar a las empresas, éstas, desde su concepción, se crean para ganar dinero. La estructura gubernamental del PRI, en donde existía un control de los medios, permitía este modelo. La falta de visión política y el miedo a la represalia mediática ha hecho de los gobernantes marionetas de las empresas. Hasta el rechazo de la Ley Televisa se pudo vislumbrar un rayo de luz al final del túnel. Afortunadamente para las nuevas generaciones Internet es un medio de expresión libre y de una gran utilidad para evitar el control de las organizaciones. Además siempre se puede vencer a cualquier televisora con un solo dedo, busquemos el botón de apagado en nuestro control remoto y luchemos por una mejor televisión mexicana.

J.D. O’Farrill

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Cineasta idealista en busca de propuestas inovadoras