Tuesday, April 29, 2008

Reflexiónes de la reflexionalidad

"Que tristes son las personas que no piensan, pero mucho más infelices son los que si lo hacen."
2008

Wednesday, April 9, 2008

El receptor mexicano a favor de Televisa


La mula no era arisca…

La estructura mediática mexicana está conformada como un duopolio debido a dos factores fundamentales: el apoyo gubernamental a esas instituciones, voluntario o involuntario y la poca habilidad crítica del mexicano. Ambas razones tienen un contexto socio-histórico muy amplio, el cual no voy a discutir en este momento. Es más importante intentar vislumbrar un rayo de Sol entre las nubes generadas por el inmenso tamaño de las televisoras y radiodifusoras mexicanas.

Al referirme al apoyo gubernamental hacia Televisa y TVAzteca quiero citar una frase irónica del Emilio Azcárraga, que apareció en La Jornada: “En Televisa, a nosotros no nos regalaron nada”. En los anales de la historia se pueden encontrar apoyos gubernamentales dirigidos, especialmente, a esa empresa. Exención de impuestos, apoyo legal, nacional e internacionalmente e incluso, en el caso de TVAzteca, pasar por alto resoluciones de tribunales internacionales (Caso de Canal 40).

El gobierno en su afán de aprobación no ha podido detener la bola de nieve en la que lo metió el PRI, al usar las televisoras como instrumento de propaganda. A pesar del cambio de partido en el poder los usos y abusos de los medios siguen siendo los mismos. Las grandes empresas mediáticas tienen el control sobre radio y televisión. En el caso de Televisa tiene el monopolio sobre la televisión digital con SKY. Las radios comunitarias e indígenas no son suficientemente difundidas para ser una herramienta de defensa en contra de los grandes consorcios mediáticos.

El temor del gobierno a las repercusiones mediáticas se evidenciaron en el decretazo y durante las elecciones del 2006. La reducción del tiempo fiscal de un 12.6 a un 1.2 % se dio como respuesta a la serie de ataques por parte de los medios hacia el entonces Presidente Vicente Fox. Éste momento reflejó el nuevo poderío, fáctico, por parte de las televisoras. Las elecciones del 2006 con la guerra de spots generaron el momentum necesario para crear y aprobar la Ley Televisa. Afortunadamente pudo rechazarse.

¿Cómo es posible que, durante las campañas electorales, el gobierno pueda hacer un estudio de audiencias, y no lo haga para programas como La Hora Nacional? ¿Por qué, a pesar del éxito del Canal Once no puedan hacerlo a nivel nacional?

No tiene la culpa el indio, sino quien lo hace compadre.

¿Cómo podemos culpar a las televisoras del contenido que manejan si es eso lo que vende? Los concesionarios tienen la obligación de reflejar los temas de interés público y de informar a las audiencias. A pesar de ello la televisión mexicana está inundada de programas de concurso, de variedad y de telenovelas (un tema por sí solo). La ilusión de utilizar la tecnología con propósitos educativos se ha limitado a tele secundarias, Enciclomedia (Enciclo qué) y pocas radios comunitarias.

Sé que las televisoras no son peritas en dulce y que conocen del rezago social de México. A pesar de ello no se puede dejar de lado la concepción de empresa de los mismos. Son omnipotentes por ser una concesión, inamovible, y con una competencia fingida. Aún cuando Telmex logre la concesión de televisión sólo basta con tener en cuenta las acciones de Salinas Pliego en Telmex y Televisa, las de Slim en Televisa y TVAzteca y las de Azcárraga en las otras dos. A pesar de estas razones, el receptor tiene la obligación de exigir buenos medios.

No estoy defendiendo a los medios mexicanos. Una vez que se trabaja para Televisa uno se puede dar cuenta de la maquila ejercida ahí. No importan los contenidos, mientras se venda el producto. La calidad de los programas ha disminuido junto con su fondo. A pesar de ello, y tomando en cuenta la enorme cantidad de equipos Sky en México:

¿Quién tiene el control remoto para poder cambiar de canal y contenido?

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Cineasta idealista en busca de propuestas inovadoras