Monday, March 31, 2008

Tecnología generacional


Hace unos cuantos días, mientras yo disfrutaba una cómoda navegación en la Red, mi papá, muy cauteloso, se acercó a mí, solicitando una ayuda tecnológica. Mientras seguía zappeando entre mis diversas páginas comúnes, mi señor padre me preguntó algo que no supe cómo responder: ¿Cómo será tu generación?

A tal pregunta capciosa, general, y metadiscursiva qué pude haber respondido. El sonido emitido por mi garganta fue un ¿Por?, un poco desganado. En ese momento me indicó con su índice mis actividades dentro de Internet. Suelo tener varias ventanas abiertas: mail, Youtube, blogs, noticias y el portal de la escuela. Además estaba trabajando en lo que me había solicitado.

¿A dónde vamos con la tecnología? ¿Estamos abusando de ella?

Son cuestionamientos similares a aquellos que se hacen cada vez que un nuevo medio de comunicación se desarrolla. Afortunadamente para mí tengo dos sujetos de análisis en el uso de la tecnología: mi papá (59 años) y mi sobrino (6 años). Mi sobrino vive rodeado de estos aparatos, de tecnología, de videojuegos. La adaptación de la tecnología a su vida es automática, sin cuestionar el cómo o el por qué. Mi papá, en cambio, ha sufrido un tortuoso proceso de aprendizaje, autoaprendizaje, prueba-error y adaptación.

Nuestra generación es la de aquellos que nos enfrentamos a la Red con una actitud menos apocalíptica del medio. No importa si aprovechamos la tecnología, sabemos cómo usarla. Lo que lleva a la cuestión de qué tan posible es utilizar todos los elementos que nos ofrece la tecnología a fondo. Por eso las compañías buscan hacer plataformas más amigables con el usuario. A pesar de este intento de hacer accesible todas las plataformas no toman en cuenta la brecha generacional digital. A pesar de la facilidad de uso de Windows XP, ni mi papá ni mi sobrino han utilizado todos los elementos ofrecidos por el sistema.

A pesar de ello siempre he creído en el modelo: funcionalidad-disfuncionalidad de los medios. ¿Qué tan funcionales nos hace el uso de la tecnología? Hoy me encontré hablando por celular con una persona en el mismo cuarto que yo, y no, no fue un error. He escuchado de varios casos en donde las personas, viviendo en la misma casa, utilizan Messenger para comunicarse en lugar de la interacción personal. ¿Acaso esa es nuestra generación? Una a la que le tiene sin cuidado el lenguaje no visual generado en una conversación tete a tete. O es esa que puede evolucionar el pensamiento simbólico y lingüístico en una estructura más visual, sin perder lo humano de la comunicación.

Sinceramente espero que sea la segunda। Ya lo veremos.

ఆఫ్లినే ఫర్ నౌ


Tuesday, March 4, 2008

Solitudes Tecnológicas

Puede ser que la gente me considere nihilista, y algunos podrán tachar mis ideas de existenciales. Mis creencias dependen, en gran medida, al poder de la mente como génesis de nuestra creación. No del universo completo, no en el sentido de la alétheia griega. Es más bien como una necesidad de hacer del mundo un lugar adepto al raciocinio de mi mente. Un ejemplo de mi pensamiento, por lo menos el día de hoy: una persona, lugar, objeto, en general cualquier sustantivo, no existe hasta el momento en el que mi cerebro procesa su existencia. Si pienso en que existe un Africano, un Gringo, o cualquier otra persona, la hago existir. Por lo menos en lo diminuto de mi mundo.
Traigo a colación este adentramiento a mi cerebro y filosofía debido a la reflexión que he venido procesando. Creo que cualquier ser humano, en la aplicación de su humanidad tratará de hacer este mundo un mejor lugar. No quiero usar el lugar común de hacerlo por los hijos, sólo quiero pensar en el futuro de un planeta y de una especie. Si es así y queremos dejar un mejor lugar para las siguientes generaciones entonces debemos de empezar a ayudarnos como personas. El problema de esta propuesta, utópica e inútil es que nunca se sabe por dónde empezar.
Mi punto de partida para ayudar ha sido esas noticias de desgracias, en Tabasco, Chiapas, Uganda, Vietnam, Oriente Medio, Palestina, etc. Yo los pienso, leo los conflictos, los analizo, los examino, acciones que cualquier estudiante de una carrera debería de hacer. La cuestión es la siguiente: ¿Cuánto realmente podemos ayudar? ¿Hasta que punto un país de primer mundo debe meter su cuchara en un país en vías de desarrollo? ¿Cuánto dinero, recursos, tecnologías, educación, etc., se necesitan para lograr una equidad?
La verdad hay un punto en donde el pensar en este tipo de cuestiones deja de ser relevante y la misma naturaleza nos lleva a olvidar cosas tan triviales como lo que está pasando en África debido a que se me inundó mi casa. Hay que afrontarlo, los seres humanos somos egoístas, y no por naturaleza, nunca me atrevería a declarar algo así. Somos egoístas por la conformación tribal que hemos adquirido: primero yo, luego mi familia, luego mi país, finalmente los demás. No veo nada negativo en ello.....creo.
Lo que me preocupa más de mi manera de pensar es que después de semanas de analizar los conflictos, las tensiones, los problemas, siempre termino en el mismo lugar: la información es demasiada para mi cabeza. Además de ir al super, pensar en la tarea, estar en una relación sentimental, además de todo eso ¿debo de estar creando soluciones mundiales? Lo bueno de mi mente es que al final del día puedo prender la TV, caja mágica, pasar por alto al juez moral de México (López Dóriga) y adentrarme en un mundo de fantasía en donde los capítulos se cierran y tienen una estructura fija y muchas veces predecible.
Es cierto que, a pesar de mi amnesia provocada por los medios, me sigue dejando sin sueño el hambre en África, la pobreza en México y una guerra en Iraq. Sólo que ya estoy muy cansado de pensar......mañana salvaré al mundo.

(Des) Ilusiones Mediáticas

En el sentido mediático yo me alejo a la definición de Eco de apocalíptico. No creo que México sea un lugar sin esperanzas en regulación del uso (y abuso) de los medios. No quiero que se malinterprete mi razonamiento como una total sumisión ante el manejo mediático del gobierno, sólo creo que se puede hacer un cambio en la estructura de los medios mexicanos. Nuestra libertad de expresión mexicana es casi tan joven como nuestra endeble democracia, es por ello que debe de pasar por un periodo de ajuste, acoplamiento, y, porque no, impulsividad adolescente.

En su artículo en la revista Zócalo, Raúl Trejo Delarbre hace un análisis de las repercusiones sociales y democráticas derivadas de la concentración mediática en América Latina, especialmente en México. La situación en nuestro país es especialmente preocupante debido al gran poder fáctico adquirido por las dos televisoras. La concentración mediática se ha dado debido a dos factores fundamentales: la relación, parasitaria entre gobierno y estado, y el desinterés por parte de la cúpula política por cambiar el status quo mediático.

La esperanza de la libertad de expresión se centraba en “el gobierno del cambio”. Lo único que cambió fue la fuerza de las televisoras, aumentando con el paso del sexenio. El gobierno de Calderón no ha hecho ningún esfuerzo por cambiar el paradigma, al contrario, se ha fortalecido. Uno de los ejemplos más claros (por entrar al caso de Aristegui en W Radio) es el intento de Maximiliano Cortázar, director general de Comunicación Social de la Presidencia de entrar a la Junta Directiva del Instituto Mexicano de la Radio (IMER). Los avances en cuestión de libertad de expresión parecen ir “un pasito pa’ delante y dos para atrás”.

Tendría que admitir que no estoy en contra de un control gubernamental en las comunicaciones. Claro que el gobierno debe de estar interesado en la cuestión mediática. Sólo no quiero que se malinterprete mi postura, el gobierno debe de regular y administrar, no controlar. La regulación es necesaria para el país. Si se ve desde un punto de vista egoísta, siendo yo comunicólogo, lo mejor sería una reforma para la apertura del espectro radio-eléctrico. Si lo vemos en términos sociales, nos generaría una población más culta y más participativa. Incluso en un ámbito económico: la competencia en los mercados genera una lucha por mejorar la calidad y poder capar al cliente.

A pesar de ello creo que no se deben de satanizar a los medios mexicanos. Dice el refrán que “no es culpa del indio sino de quién lo hace compadre” y así fue en México. Como sociedad hemos tolerado la existencia de malos contenidos y propuestas trilladas y muy poco originales. No podemos culpar a Televisa de hacer las telenovelas que hace, si esas son “las que venden”. No podemos decirle a Salinas Pliego que eleve la oferta cultural de TV Azteca porque nos va a decir que eso no vende. Es cierto que la concentración mediática es uno de los males en nuestro país, mas no es el único.

Ya se ha escuchado antes que México tiene el gobierno que se merece, pero también tiene la Televisión que se merece. ¿Sinceramente va a acabar el problema quitando el duopolio mediático? No es que tenga a mi cultura en baja estima, sólo creo que Televisa y TV Azteca cumplen una función específica y necesaria para un individuo: entretener. Bien lo contestó Azcárraga al ser cuestionado acerca de la injerencia de Televisa en la educación: contestó que su televisora no está para educar, sino para entretener. Una persona que trabaja desde las seis de la mañana y que gana el salario mínimo, al llegar a casa le gustaría olvidarse de sus problemas

Al plantearnos el problema de la concentración no podemos culpar a las empresas, éstas, desde su concepción, se crean para ganar dinero. La estructura gubernamental del PRI, en donde existía un control de los medios, permitía este modelo. La falta de visión política y el miedo a la represalia mediática ha hecho de los gobernantes marionetas de las empresas. Hasta el rechazo de la Ley Televisa se pudo vislumbrar un rayo de luz al final del túnel. Afortunadamente para las nuevas generaciones Internet es un medio de expresión libre y de una gran utilidad para evitar el control de las organizaciones. Además siempre se puede vencer a cualquier televisora con un solo dedo, busquemos el botón de apagado en nuestro control remoto y luchemos por una mejor televisión mexicana.

J.D. O’Farrill

About Me

Cineasta idealista en busca de propuestas inovadoras